Erase una vez unas gemelas llamadas Kal y Kalin. Las dos tenían diez años, eran bajas y las dos eran sociables, divertidas y simpáticas con toda su familia y personas que no conocían. Ellas estaban en el seco África. Una mañana cualquiera las dos salieron a jugar cerca de un baobab alto y muy grande, el terreno era seco y al lado había un montón de árboles muy juntos. Las dos jugaron a Marco Polo, le tocó a Kal. Kalin pensó que si se iba al bosque de al lado nunca la encontraría. Se acercó al bosque mientras que Kal la seguía, gracias a las veces que repetía la palabra. Se metieron tanto en el bosque, que más tarde no sabían salir del bosque. Las gemelas se asustaron mucho al pensar que se quedarían allí sin poder salir. Kal tranquilizo a Kalin y después pensaron en un plan. A los treinta minutos sin parar de pensar a Kal se le ocurrió un plan. Le explicó el plan que era que subiera al árbol más alto y que buscase el baobab de siempre. Kal ayudó a Kalin a subir al árbol. Kalin ya en la punta buscó el baobab, al final de tanto buscar lo encontró. Se lo dijo a Kal y las dos fueron en esa dirección. Caminaron y caminaron y al final salieron del espeso bosque.
Se fueron a casa con su familia y nunca más entraron en ese bosque.
David Canga González.