Es muy habitual que algunos padres ofrezcan una paga semanal a sus hijos. Pero ¿es bueno hacerlo? ¿A partir de qué edad es recomendable? Te detallamos los pros y los contras.
Una práctica habitual de muchos padres españoles es dar una paga semanal a sus hijos para que pueden comprarse sus cosas o ahorrar un dinero para más adelante. La duda al respecto es la siguiente: ¿es bueno hacerlo? La paga semanal no es algo que los padres deban hacer obligatoriamente, sino que se trata de un sistema para enseñar a los niños el valor que tienen las cosas. Desde este punto de vista, el dinero no debe verse como «bueno» o «malo», sino como un mecanismo de enseñanza.
La paga semanal debe estar en consonancia con los objetivos de la familia y tener en cuenta la situación individual de cada niño. La paga no debe ser algo estático e inamovible, sino que puede cambiar dependiendo de la situación. Es decir, si el pequeño no se comporta bien, la paga puede ser retirada o verse disminuida. Los padres deben explicar al niño los motivos de su actuación. Si se castiga al pequeño, explicarle los motivos. Si se le premia con una paga mejor, explicarle a qué es debido. No vale la premisa de «te lo doy todo y tú haces lo que quieras».
La importancia del ahorro
Los padres deben supervisar el dinero que el niño obtiene y si se lo gasta y cómo. Una buena manera de enseñarle el valor de las cosas es a través del ahorro. Los padres deben explicar a su hijo que, si ahorra dinero, se podrá comprar aquel juguete que tanto quiere o hacer un bonito regalo a mamá para su cumpleaños. Los padres también deberían transmitir a los hijos la idea de que ciertos gastos no dan satisfacción y que el dinero no da la felicidad. Si los abuelos, los tíos u otros familiares dan dinero al niño en ocasiones especiales, el pequeño se lo puede guardar junto con la paga semanal o preguntar a papá o a mamá si se lo puede gastar en el juguete que tanto anhela.
Es importante tener en cuenta las características del niño antes de darle una paga semanal. Si el niño tiene tendencia a quererse comprar siempre cosas y no sabe ahorrar, puedes explicarle los beneficios del ahorro y si, incluso así, no consigue hacerlo, puedes probar en dividir su paga en dos, para evitar que se la gaste toda de inmediato. Si, en cambio, el niño es un buen ahorrador y ha aprendido el valor que tienen las cosas, puedes dar un paso más: ofrecerle una pequeña cantidad de dinero por hacer pequeñas labores como, pero ejemplo, pintar la valla del jardín. De este modo, el niño aprenderá lo que significa ser recompensado por el trabajo bien hecho. Para ponerlo en práctica, el niño debe ser mayorcito.