10 Trucos para facilitar la adaptación al cole de los niños

Estos días en que muchos niños están en plena adaptación escolar (ya sean bebés o niños más mayores) es importante que les demos herramientas para ayudarles a gestionar nuestra ausencia.

Hay dos cosas que dificultan el inicio escolar para muchos niños y son:

  • LA SEPARACIÓN de sus figuras de referencia (ese momento clave en que muchos lloran)
  • LA GESTIÓN DE LA AUSENCIA DE MAMÁ Y PAPÁ durante unas horas que a menudo son demasiadas para el niño.

La separación

La separación es difícil cuando hablamos de niños pequeños. A veces lo que pasa es, simplemente, que no están preparados para separarse de sus figuras de apego porque son inmaduros. Esto entra en pleno choque con lo que los adultos tienen que hacer la mayoría de veces que es ir a trabajar.

Si a esto le sumamos que muchas escuelas no respetan esos “tiempos” que necesitan los niños para separarse y que usan métodos muy drásticos para decir adiós a los padres (con poco tiempo, sin dejar que los padres entren en clase, cambiándoles de aula a lo largo de la mañana o de adulto de referneica, etc), ya tenemos un plus añadido a esa dificultad, que es normalísima. Pero el tema de la separación no es en lo que quiero profundizar hoy. 

La gestión de la ausencia

Pero no sólo pasa eso en el inicio escolar en edades tempranas. Porque a la separación, tenemos que sumarle la gestión de la ausencia de mamá o papá durante unas horas (a menudo más de las que el niño puede sobrellevar).

Es decir: cuando nos echan de menos, cuando se ponen tristes, cuando se les agotan las baterías de estar sin nosotros… ¿cómo podemos ayudarles?

Sería genial que justo en ese momento el adulto que está en el aula pudiera acompañar con el contacto, las palabras y la empatía que requiere la situación para gestionarlo de la mejor forma. Y muchas veces puede ser así. Por suerte, en muchas aulas hay maestras/os buenísimos que aman su trabajo y los niños.

Pero, desgraciadamente, hay demasiados niños por aula, las ratios son incompatibles con la atención individualizada en niños pequeños. Y cuando uno está triste, quizás la maestra está apagando 3 fuegos más que han explotado en el mismo momento.

Por eso hoy quiero daros algunas herramientas que podéis aplicar con vuestros hijos para que ellos mismos tengan algunos recursos para gestionar esas emociones que de repente les asaltan de añoranza, tristeza, sensación de soledad, etc.

Por supuesto, no haremos lo mismo con un bebé de 10 meses que con un niño de 5 años. Ni tampoco lo mismo para niños con distinta maduración. O sea que cada uno conocéis cómo es vuestro hijo y qué puede entender, procesar,… en definitiva: qué recursos le pueden ir mejor.

1. PRESENCIA

La presencia hace muchas veces la diferencia: el grado de presencia que tengamos cuando estemos juntos. El contacto físico que les demos, lo presentes que estemos. Si estamos con el bebé de 10 meses por la tarde juntos y ha estado 5 horas sin nosotros, no podemos estar haciendo 3 cosas a la vez mientras le cuidamos.

Nos necesita con cuerpo y alma. Seguramente requerirá muchos brazos, mucho contacto, mucho cariño… Pues se los damos sin ningún reparo de ningún tipo. Nos pide lo que necesita, escuchemos.

Pero también con niños de 1 año, 2, 3, 4, etc. La calidad de la presencia que les demos es sinónimo de lo disponibles, de lo abiertos que estamos a jugar, a comunicarnos, a compartir con ellos. Les será más fácil gestionar nuestra ausencia si, cuando estamos, estamos de verdad.

2. CARGADOR DE BATERÍAS

Puede ayudarles que les expliquemos que al rato de no estar juntos es normal que nos echemos de menos, como si se nos estuvieran acabando las baterías el uno del otro. O sea que, como hacemos con los teléfonos u otros aparatos electrónicos, nosotros también necesitamos cargar las baterías de amor de las personas que queremos.

Yo lo hice con mi hija cuando tenía 3 años y empezaba P3, y nos ayudó mucho. De esta forma ella me decía cuándo necesitaba cargarse de mi.

¿Cómo lo hacíamos?

Con abrazos, con cuerpo. Antes de despedirnos cargábamos la batería la una de la otra y nos abrazábamos un buen rato, nunca menos de 20 segundos para que os hagáis una idea. Un abrazo de los que llenan de verdad, no de los que se hacen en un plis plas. Y mientras nos abrazábamos, yo le decía: “ahora llénate de mi para que me sientas cerca cuando estés en clase y me necesites” “Yo me estoy llenando de ti también para que me acompañes aunque no estés”. Le encantaba. Mientras estábamos abrazadas le preguntaba “¿Tienes ya la batería cargada a tope?” y a veces me decía que todavía no, con lo cual, seguíamos abrazadas unos segundos más. Luego, ella misma me decía “Ya está”. Era divertido.

3. PALABRAS

Las palabras tienen una fuerza increíble y son capaces de mover montañas y de cambiar estados de ánimo. Si cuando vuelve del cole nos cuenta que ha llorado un rato, aprovechémoslo para hablar de ello. Si no pone él las palabras a la emoción, podemos hacerlo nosotros “seguramente me echabas de menos y por eso te has puesto triste y has llorado” “Quizás se te habían agotado las baterías de mi… quieres que nos abracemos AHORA? Porque ahora SÍ estamos juntos”. 

Las palabras que le digamos sobre ese momento de ausencia que encontrará cuando no estemos en el aula, las recordará luego. Escojamos muy bien qué les decimos para que pueda recurrir a ellas.

Remarquemos el hecho que ahora sí puede llenarse de nosotros, ahora sí podemos hacer las cosas que quería hacer cuando no estábamos juntos. Quizás esté demasiado enfadado y no quiera, pero quizás sí. Estemos abiertos a la emoción que salga.

4. OBJETOS

No entiendo que con niños pequeños a veces muchos colegios no permitan que lleven objetos de apego. Son importantes para ayudarles a gestionar esos momentos en que la añoranza se los lleva… Ese objeto les da seguridad, tranquilidad…

En caso que se permita, el niño puede escoger qué objeto cree que le puede ayudar más para cuando papá y mamá no estén. Les tenemos que explicar la función que puede hacer ahora el muñeco: “abrázalo fuerte cuando sientas que me echas de menos y te ayudará”.

En caso que no se permita o en caso que nuestro hijo no quiera llevar un objeto así, podemos buscar otra cosa:

5. AMULETOS

A veces una pulsera en la que hacemos un nudo mientras los dos decimos unas “palabras mágicas” para que se lleven la tristeza cuando esté en clase (en caso que nuestro hijo nos cuente que en clase nos echa de menos y llora, por ejemplo), puede ayudarle.

O un colgante con una “piedra mágica” que cuando la toca, mamá piensa en él y le envía abrazos y besos… O simplemente una piedra que escogemos juntos para llevarla en el bolsillo. Ritualicemos: vayamos al río juntos a buscar la piedra “mágica” que le ayudará en el cole. El proceso tiene importancia también, porque les ayudará a hablar de ello y a procesar todo lo que sienten. 

Veréis cómo lo encajan vuestros hijos. Hay niños que prefieren que NADA les recuerde a sus padres porque se ponen peor. Hay otros que no, que NECESITAN tener esos momentos de poder pensar libremente en ellos y tocar algo que les recuerde a lo que mamá le dijo para despedirse, o aquellas palabras que le dan fuerza, etc.

6. DETALLES

Hay otra cosa que muchos niños agradecen y son sorpresas que se encuentran cuando ya están separados de nosotros.

Por ejemplo, una nota en el desayuno que (en caso que no sepan leer) puede ser un dibujo. Y como cada día es distinto, el niño ya abre el bocadillo pensando con una sonrisa en qué le habrán dibujado hoy papá o mamá… Si ya sabe leer, una nota con un “Te quiero mucho, hijo mío, estoy orgullosa de ti” o un “Ahora mismo te estoy abrazando fuerte desde la distancia” o “Ser tu madre es un regalo”… Estas palabras llenan el corazón!

7. QUE TENGA LA MENTE OCUPADA EN ALGO

Puede ser útil también decirle que cuando le venga la tristeza puede pensar en algo que le gustaría hacer por la tarde con nosotros. De esta forma, ocupa la mente, y la emoción no se le lleva.

Además, piensa algo con ilusión y cuando le recogemos, nos cuenta qué ha pensando y le podemos decir qué hemos pensado nosotros que podemos hacer y a ver si hemos pensado en lo mismo. Como un juego…

8. MAGIA

Los niños pequeños viven en un mundo mágico: utilizadlo para que les ayude a gestionar esos momentos desagradables de añoranza y tristeza.

Las hadas, las varitas mágicas, los polvos mágicos que se llevan el dolor, los gnomos, etc, lo que creáis que a vuestro hijo puede interesarle más y por lo tanto, ayudarle. Cuando crezcan ya no necesitarán recurrir a eso, pero cuando son pequeños a veces entienden mejor esto que otras cosas más complejas…

9. VALIDACIÓN

Este es un recurso que ayuda al niño durante la ausencia pero que tiene que aplicarse antes y después. Como esas cremas que ayudan al músculo cuando está en plena actividad deportiva pero que tienes que aplicarlas un rato antes de hacer deporte, para decirlo de alguna forma gráfica.

Validar quiere decir que entendemos lo que siente nuestro hijo cuando no estamos nosotros con él en el aula y damos validez a su emoción“Entiendo que me eches de menos, sé que preferirías estar conmigo”.

No sólo le estoy diciendo que le entiendo y sé lo que siente, sino que le digo de alguna forma que es normal que se sienta así y, por lo tanto, legitimo su emoción. Doy legitimidad a lo que siente y eso es para mi es esencial.

De esta forma, cuando nos esté echando de menos y se eche a llorar, sentirá que puede hacerlo, que es normal y que tiene derecho a sentirse así.

10. ESTAMOS SIEMPRE UNIDOS

Para mi es vital transmitir a los niños que aunque estemos separados, el vínculo que nos une no se corta. Que tiene una continuidad tanto si estamos juntos en casa como si no.

Esto, a parte de ser cierto (al menos para mi), les da mucha seguridad y tranquilidad. Pensar que aunque mamá no esté, está conmigo siempre. Que vamos juntos, que hay un hilo invisible que nos une más allá del espacio y del tiempo.

Sí, quizás no lo acaban de entender en su total magnitud, pero da igual. Sí que entienden la imagen de un hilo que nos une aunque estemos en habitaciones distintas o en edificios y ciudades distintas. Y les gusta, creedme. Ayuda a gestionar el sentimiento de soledad, que es muy desagradable, y más si eres pequeño.

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En cada caso particular podríamos encontrar la manera de gestión de la ausencia que más se adecue a cada niño. Pero quería hacer este post, un poco genérico, porque sé que muchos estáis pasando por ello ahora o lo pasaréis en unas semanas. Y es duro. Saber que tu hijo te echa de menos y no tiene recursos para gestionar esa emoción tan desagradable, que llega incluso a quitar el hambre. 

Deseo de todo corazón que lo podáis aplicar y sobre todo, que estas 10 herramientas les ayuden.

¡Suerte!