Te explicamos qué decir, y qué no decir, al pequeño si, de repente, se niega a ir a la guardería o el colegio y no quiere que vayas a trabajar.
“No quiero ir, ¡quiero quedarme en casa contigo! ¡No vayas a trabajar, quédate conmigo!”. Marcos, de tres años y medio, empezó a ir al colegio en septiembre, después de ir a la guardería durante dos años seguidos. La adaptación fue bien y Marcos iba muy contento al principio.
Sin embargo, después de las vacaciones de Navidad, empezaron los problemas. Por la mañana, cuando llega el momento de prepararse para ir al colegio, se niega a colaborar, diciendo que quiere quedarse en la cama, o en casa con mamá. Después, dejarle en el colegio se convierte en una verdadera tragedia, de manera que la mamá se ve obligada a zafarse del brazo del niño, con la ayuda del conserje o de la señorita. Por suerte, al cabo de unos minutos, Marcos se tranquiliza y transcurre su jornada con normalidad. Pero, a la mañana siguiente… la historia se repite.
Qué decir: “Ahora, tienes que ir al colegio. Todos los niños van, y sus mamás y sus papás se van a trabajar. Después, te vendré a recoger y estaremos mucho rato juntos. Jugaremos a las construcciones y tú me contarás todo lo que has hecho…”.
Por qué: Es importante hacer sentir al niño que estás completamente decidida a mandarle al colegio. Decidida y tranquila, porque es lo que tiene que hacer. En el colegio, todos los niños van y se divierten. No obstante, al mismo tiempo, debes tener en cuenta que, para algunos niños, separarse de su mamá durante muchas horas resulta muy difícil desde el punto de vista emocional. Para ayudarles a soportar mejor la separación, es importante garantizarles un tiempo de calidad después del colegio, jugando y charlando.
Qué no decir: “Si vas al colegio sin armar jaleo, te compro un regalo…”.
Por qué no: Los premios y los castigos utilizados como arma de persuasión son desaconsejables, porque inducen al niño a pensar que el hecho de ir al colegio no es demasiado natural.