No se puede dar amor si no se ha recibido. El cariño es la base sobre la que tu hij@ construirá su autoestima. Por eso, es muy importante que aprendas a hacerle sentir querido.
El cariño y los mimos son ingredientes fundamentales en la construcción de la autoestima y la seguridad del niño. Un beso, un abrazo, una caricia… cualquier gesto cariñoso le ayudará a sentirse querido y aceptado. Cuando le estrechas en un abrazo, el pequeño se siente seguro, como en la barriga de su mamá. Los besos son regalos preciosos para tu hijo, y una caricia equivale a la promesa «mamá y papá nunca te dejarán». Constituyen una ayuda para vencer los miedos de la infancia y desarrollar la sensación de autonomía y de confianza hacia el mundo que le rodea.
Un niño que en la infancia ha recibido cariño será un adulto con mucha más inteligencia emocional que un niño que no haya recibido mimos. Aunque parezca mentira, crecer entre caricias ayuda a normalizar y a conocer las emociones.
A ti también te vendrá bien, porque mostrarte cariñosa con tu hij@ te ayudará a dejar a un lado tus posibles escrúpulos hacia las demostraciones de cariño.
Pero ¿cómo lo hago?
¡No hace falta que le asfixies con las efusiones! Por ejemplo, mientras juega, pasa junto a él de vez en cuando, y acaríciale o mírale con una sonrisa.
Libera la ternura que hay en ti. Antes de ir al trabajo, dile que pensarás en él y que él también pensará en ti, para que vuestros pensamientos se encuentren a mitad de camino. Así, entenderá cuánto le quieres y aprenderá que se puede estar cerca, incluso en la distancia.