Como padres, es muy importante que seáis conscientes de los talentos de vuestros hijos. Si vuestro hij@ es muy bueno en matemáticas, en plástica, en deportes… los primeros que debéis potenciar estas habilidades sois vosotros, los papás. ¿Dibuja muy bien, pero siempre suspende matemáticas? Es normal. Siempre hay unas materias para las que nacemos más predispuestos.
Lo importante es que fomentéis el esfuerzo en aquellas áreas que le cuestan más y lo animéis a seguir avanzando en las que creéis que tiene talento: «¡Qué dibujo más bonito! Pero, ¡qué bien dibujas!»… Aunque parezca una tontería, las palabras tienen mucha fuerza. Vuestros halagos son muy importantes. Le ayudarán a ganar seguridad en las áreas que domine. La seguridad se convertirá en autoestima y esta autoestima le ayudará a esforzarse más en aquellas asignaturas o materias que le cuesten más. Por eso, es muy importante que abandonéis la tendencia a la crítica no constructiva. Las personas que han recibido una educación rígida y exigente tienen dificultades para mostrarse amorosos, porque es muy difícil regalar amor, cuando no se ha recibido. Una forma de ser cariñosos con él es alabar sus logros. Pero, alabar al niño no significa ser «empalagoso».
Decidle qué os gusta de él, animadle a expresar sus potencialidades (pero sin insistir) y no os mostréis decepcionados si comete algún error. Un niño no tiene ni idea de todas las cosas que puede hacer; sus padres son quienes deben enseñárselo, animándole a expresar lo mejor de sí mismo. Los errores deben interpretarse como momentos de aprendizaje y no como motivos para abatirse. Así que, ¡adelante! ¡Ayudadle a descubrir sus talentos y a potenciarlos!