Tal vez porque estamos acostumbrados a pasar más tiempo con quienes amanecen a la vida, nos cuesta aún más asimilar las pérdidas de quienes se van, privándonos de su valor y compañía.
En apenas un par de días, la comunidad educativa del San Félix ha perdido a dos baluartes cuya aportación a generaciones de alumnos es incuantificable. Lo es porque educaban desde la retaguardia, haciendo comunidad, implicándose y sabiendo transmitir su arte y pasión con la mayor humildad.
Carmen Dintén, Marusca, ha dinamizado maravillosos talleres de animación y acercamiento a la literatura infantil, llenando la Biblioteca de Candás de alhajas en forma de historias que niños y niñas siempre portarán consigo. Centenares de alumnos y alumnas del San Félix han echado a volar su imaginación con sus cuentacuentos y sacado su lado más creativo gracias a originales actividades que sólo una apasionada como ella podía proponerles.
Se nos encoge el corazón mientras escribimos sobre Rita Prendes, cuya obra es gran parte de la identidad del San Félix. Con sus manos Rita ha dado formas y color a preciosas figuras y decoraciones en cerámica que inundan nuestro centro y ha acercado este noble arte al alumnado de la forma más dulce y cariñosa. Su legado y aportación trasciende a lo material, está en nuestro imaginario y deja un vacío que sólo podremos llenar recordando su paso por nuestras vidas.
Es consuelo saber que han tocado el futuro mientras regalaban su tiempo a los más pequeños y por ello creemos que su memoria siempre perdurará.
¡Gracias por todo!